28 dic 2007

¿Nacionalizar el Agua Embasada?


Las empresas embotelladoras han advertido de que la nacionalización de las aguas minerales y termales repercutirá en el bolsillo de los consumidores y afectará de lleno a las inversiones futuras. Un sector que mueve al año más de 1.100 millones de euros y emplea a 4.500 personas.


En la Tierra existe la paradoja de que, aunque el 71% de la superficie total es agua, el hombre sólo dispone de un 1% para su consumo. Y aún así, los habitantes de este planeta azul beben más de 148.000 millones de litros de agua envasada anuales, de los cuales 6.450 se venden en España.
En este escenario, el agua envasada se ha convertido en un gran negocio que sólo en España movió durante 2005 cerca de 1.100 millones de euros y empleó a 4.500 personas. Estas cifras de inversión ponen de manifiesto la buena salud de este sector, que se ha colocado en el segundo lugar de Europa en consumo per cápita (143 litros), sólo superado por Italia, y cuyo crecimiento ha sido del 9,5%, cuatro puntos más que en el año anterior. Pero el grifo inversor en este mercado puede cerrarse de golpe si prosperan los planes del Ministerio de Industria, que prevé nacionalizar las aguas minerales y termales para «integrarlas dentro del resto de recursos hidrológicos del país, considerados de dominio público».


La alarma de una intervención estatal -que supondría una concesión de 60 años y el pago de los correspondientes impuestos a los ayuntamientos- ha puesto en pie de guerra a las empresas embotelladoras, que ya han anunciado que el principal afectado de esta operación será el consumidor. «Si el Gobierno cambia las reglas del juego habrá que elevar el precio final para hacer frente a los nuevos impuestos», lamenta Irene Zafra, gerente de la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasada (Aneabe).


Otra consecuencia inmediata que apuntan fuentes del sector será que las grandes compañías dejarían de realizar las multimillonarias inversiones que se han llevado a cabo desde 2003, por lo que el impulso que ha ido tomando este mercado correría el riego de desinflarse.


A la vista de los últimos datos de inversión y facturación de las empresas envasadoras, una retirada de las multinacionales sería nefasta. En 2005, un selecto grupo de nueve compañías acapararon el 60% del volumen total de este negocio y el 70% de las ventas. Danone, dueña de Font Vella y Lanjarón, lidera el mercado con un 26,7% del total de la cuota de mercado. A ella se suman otras grandes compañías como Nestlé Waters (Aquarel y Nestlé Pure Life), Grupo Leche Pascual (Pascual Nature, Bezoya y Cardó) o Grupo Vichy Catalán (Vichy Catalán y Mondariz entre otras).


El resto del mercado se lo disputa un pelotón de más de 140 empresas regionales que subsisten a la sombra de las grandes corporaciones con unas cifras de distribución y facturación mucho menores. Esta atomización, según apuntan en Nestlé, «genera una brecha enorme entre las grandes compañías, que operan con una amplia red de distribución para ahorrar costes, y el resto de empresas».


Así, la guerra de precios en el sector del agua envasada en España es cada vez mayor. Mientras los grandes grupos ganan terreno con precios muy competitivos, las pequeñas empresas se ven obligadas a competir con precios que en algunos casos están por debajo del coste de producción y distribución. Ello explica que España sea uno de los países europeos con el precio del agua más bajo, casi la mitad que Francia, Italia o Gran Bretaña.


En cualquier caso, y a pesar de que sólo un 1% del agua envasada en España se exporta a otros países, este mercado vive hoy su mejor época. El ímpetu con que las compañías han transmitido a los consumidores la asociación agua-salud y la conciencia de ahorro de agua ante un futuro previsiblemente seco, han logrado que, al menos en envase, el agua para los próximos años esté garantizada.

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