28 dic 2007

Algunas Consecuencias más del Cambio Climático

El último informe del Grupo Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) vaticina que hay una gran probabilidad de que el calentamiento provoque que hacia 2020 entre 75 y 250 millones de africanos sufran escasez de agua y, en varios países, las cosechas se reducirán un 50%, agravando la crisis alimentaria. En 2080, las tierras áridas y semiáridas en África aumentarán entre un 5 y un 8%.
En Asia en 2050 se reducirá la disponibilidad de agua dulce, especialmente en las cuencas de los grandes ríos. Las pobladas regiones de los deltas de los ríos en el sur, este y sureste asiático, peligrarán por la subida del nivel del mar. Aumentarán las enfermedades asociadas con las inundaciones.
Australia y Nueva Zelanda sufrirán una pérdida significativa de biodiversidad en la Gran Barrera de Coral. Los problemas hídricos empeorarán en el sur y este de Australia y en Nueva Zelanda, afectando a la producción agrícola, ganadera y forestal. Los incendios forestales aumentarán de virulencia, al igual que las sequías cíclicas.
En Europa el cambio climático acentuará las diferencias regionales en el acceso a los recursos naturales. Aumentará el riesgo de inundaciones en numerosas zonas y crecerá la erosión y la desertificación en el sur de Europa. Igualmente retrocederán los glaciares de los Alpes y los Pirineos. El sur de Europa (España, Italia y Grecia) será la zona más afectada, a causa del aumento de las temperaturas y la sequía, la disminución de los recursos hídricos y los incendios forestales, reduciendo la producción hidráulica y la producción agrícola, afectando negativamente al turismo. Las olas de calor estivales afectarán a la salud de la población más desfavorecida, sobre todo los ancianos y los enfermos crónicos.
En Suramérica hacia mediados de siglo se producirá una gradual sustitución del bosque tropical húmedo por sabanas en la Amazonia oriental, con una gran pérdida de biodiversidad e importantes alteraciones en el ciclo hidrológico del que depende el importante sector agrícola y ganadero. La desaparición de los glaciares andinos afectará al suministro de agua y a la producción hidráulica.
En Norteamérica el calentamiento de las montañas Rocosas provocará inundaciones en invierno y descenso del caudal de los ríos en verano. En las primeras décadas del siglo, un moderado calentamiento será positivo para la agricultura, con aumentos de las cosechas del 5 al 20%, pero con importantes variaciones regionales. Las olas de calor empeorarán los problemas sanitarios, al igual que en el sur de Europa.
Las regiones polares serán de las más afectadas, a causa de la reducción del espesor del hielo, el aumento del nivel del mar y cambios en los ecosistemas, con graves efectos en las aves migratorias, mamíferos y grandes depredadores, y en las poblaciones indígenas que dependen de la pesca y la caza. Los pequeños estados isleños sufrirán el aumento del nivel del mar, la escasez de agua, las inundaciones y los fenómenos meteorológicos extremos.
El cambio climático acelerará la pérdida de biodiversidad en todo el mundo. Pequeñas variaciones en las temperaturas y en las precipitaciones pueden alterar complejos ecosistemas, sustentados sobre la interdependencia de miles de especies. La subida del nivel del mar afectará a manglares, arrecifes de coral, estuarios y sistemas dunares costeros.
Para afrontar el cambio climático se necesitaría una migración sin precedentes de plantas y animales, tanto en altitud como en latitud, una migración hoy imposibilitada por carreteras, campos de cultivo y todo tipo de barreras. La creación de corredores biológicos que conecten los ecosistemas, es una de las medidas de adaptación más apremiantes. Muchas especies podrán emigrar, pero otras muchas, como las situadas en las cumbres de las montañas o en las zonas árticas, no podrán hacerlo. La destrucción o la alteración de ecosistemas tendrán efectos realimentadores, al liberar el carbono acumulado en el suelo o en la vegetación, o el metano del permafrost de la tundra. La pérdida de especies a su vez reducirá las opciones de adaptación a nuevas situaciones. Igualmente proliferarán la invasión de especies alóctonas y oportunistas, así como las plagas. De hecho, el invierno y las bajas temperaturas son el mejor plaguicida y la forma óptima de mantener a raya a multitud de insectos y roedores, que ahora sobrevivirán en mayor número y extenderán su rango de acción a nuevas zonas.
El cambio climático supone una gran amenaza para el abastecimiento del agua, al cambiar el régimen de precipitaciones, acentuar los fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones, al aumentar la evapotranspiración y fundir los glaciares y las nieves que regulan los caudales de los ríos en épocas estivales. Una pequeña reducción de las precipitaciones, junto con el aumento de las temperaturas y la necesidad de mayor dotación hídrica de los regadíos, por el aumento de la evapotranspiración, reduciría de manera drástica la escorrentía y el caudal de los ríos. Los países más afectados serán los más pobres y localizados en las regiones secas.
Los efectos en la agricultura son complejos, y de hecho ésta siempre se ha adaptado a las demandas o a las circunstancias cambiantes. En algunos casos supondrá un aumento de la producción, al permitir cultivar zonas hoy muy frías de Rusia y Canadá, prolongar la época de crecimiento y reducirse las heladas, además del efecto fertilizador en algunas especies de plantas del aumento de las concentraciones de dióxido de carbono. Pero en otras zonas los efectos pueden ser graves, por el estrés térmico, la falta de agua, la erosión al abundar los fenómenos extremos y la extensión de plagas y enfermedades, que sobrevivirán a los fríos del invierno. Los peores efectos se darán en algunas zonas tropicales y subtropicales, donde vive la mayor parte de la población del Tercer Mundo.
El cambio climático puede afectar negativamente a la salud de la población, tanto por las olas de calor, como por ciertas enfermedades, que verán ampliado su radio de acción. El régimen de precipitaciones, la humedad y la temperatura, tienen una influencia determinante en la distribución de los agentes patógenos y transmisores que extienden ciertas enfermedades.
La subida prevista del nivel del mar puede afectar a millones de personas: cerca de cien millones viven a menos de un metro sobre el nivel del mar, y el 40% de la población mundial vive a menos de 100 km de la costa, en el área de influencia de temporales costeros, como la gota fría que afecta muchos años a las regiones mediterráneas, o el huracán Katrina que inundó Nueva Orleáns. La intrusión salina afectará a los ya sobreexplotados acuíferos costeros, reduciendo el abastecimiento de agua. También habrá que realizar enormes inversiones para mantener los puertos y otras costosas infraestructuras. Por cada centímetro que aumente el nivel del mar, desaparecerá un metro de playa, afectando de esta manera a una de las principales atracciones turísticas en países como España o Grecia. Muchas de las mayores ciudades del mundo están en la costa, ciudades como Nueva York, Los Ángeles, Buenos Aires, Río de Janeiro, Barcelona, Valencia, Venecia, Londres, Lisboa, Lagos, Mumbai, Tokio o Shangai.

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